sábado, 29 de octubre de 2016

“El país está viviendo un clima de paz”

29 octubre 2016.

El jefe de Gabinete habló de la deuda social que recibió Macri.

DESPEDIDA. Peña abandona la Casa de Gobierno por la puerta principal, mientras sus asesores saludan a Manzur. la gaceta / foto de josé nuno.

Marcos Peña, el jefe de Gabinete del presidente Mauricio Macri, tiene la impronta del PRO, con la moda “casual friday”. Con su saco y pantalón informal y unas llamativas zapatillas de cuero, Peña contrastaba con la formalidad del traje del gobernador tucumano Juan Manzur. Pero ambos coincidieron en el discurso: el de tirar todos del mismo carro para sacar a la Argentina adelante. Y el macrista recordó una frase del salteño Juan Manuel Urtubey, a quien también había visitado ayer: en cuestiones institucionales, todos se ponen la camiseta de la Selección Nacional. Peña trata de desdramatizar la situación del país, con frases cargadas de optimismo. Pero traza una línea de la Argentina que Macri recibió el 10 de diciembre pasado, en la entrevista que concedió a LA GACETA en su paso por Tucumán.

-Vino a presentar la conducción local de Cambiemos, ¿cómo se preparan para las elecciones?

-Estamos tranquilos, trabajando para consolidar nuestro espacio y la gobernabilidad, al mismo tiempo. No nos apuramos en las cuestiones electorales. Las cosas se irán acomodando, con mucho trabajo, para el año que viene.

-¿En qué medida incidirá la economía durante las elecciones de medio turno?

-La economía siempre es muy importante, pero no es lo único. Creo que vamos a tener un buen escenario económico, pero además creo que también va a pesar los cambios políticos que hemos propuesto respecto de la Argentina del pasado. Somos optimistas de que las cosas marcharán bien.

-¿Cree que ya pasó lo más crítico del tiempo de las correcciones?

-Todavía estamos terminando un año recesivo, pero las señales son que las cosas van mejorando de a poco. Y sí; pasó lo más difícil, pero creo que aún falta mucho. Hablamos de niveles de pobreza, de desigualdad y de falta de trabajo. Pero cada día es más claro que no estamos entrando en una crisis, sino que estamos saliendo de ella, mejorando la realidad económica y sentando las bases para crecer.

-Muchos sectores se preguntan qué puede pasar en diciembre, un período que siempre resultó traumático en el país...

-La Argentina está viviendo un clima de paz. Y estamos con optimismo de que las cosas van a mejorar con mucho diálogo entre políticos, sindicalistas y empresarios. Hoy el país está en una etapa muy distinta a la de otros momentos de la historia. Y, en ese contexto, no hay razones para pensar que en diciembre pueda haber problemas estructurales. Pueden haber algunos focos, como siempre los hay, como todos los días. En la Argentina siempre eso es una posibilidad, pero creemos que las cosas van a estar bien. No hay razones para estar preocupados.

-En ese cuadro, ¿cuánto incide la observación del ciudadano sobre lo que sucede en el país?

-La sociedad es la principal protagonista. Es la que decidió cambiar. La elección pasada fue un acto de confianza mutua. Nosotros confiamos en que los argentinos querían el cambio; los argentinos confiaron en nosotros como un gobierno distinto. Creo que eso sigue en pie. Estamos agradecidos con la sociedad por haber puesto el hombro en un año duro, comprendiendo de que las cosas se sinceraron frente a la realidad del país. No era un camino fácil, pero sí era el único camino que debíamos recorrer.

-¿A qué atribuye de que el país tenga otra imagen en el exterior, pero internamente es muy crítica?

-Es extraordinario el nivel de entusiasmo y de confianza que se ha generado en tan poco tiempo. En el primer semestre estábamos en default y hoy la Argentina se está endeudando a tasas que no ha tenido en su historia. Eso habla de la confianza no solo de la gestión, sino también de los propios argentinos. La mayoría de los argentinos de a pie esperan confiados de que las cosas salgan adelante. Hay que seguir mostrando resultados.

-La ex presidenta Cristina Fernández dijo que esta gestión está sobreendeudando al país...

-La deuda social, en infraestructura y en materia institucional que nos dejaron fue enorme. Nosotros estamos trabajando para poder saldarla. Hay que alejarse de los fundamentalismos. Estamos tendiendo puentes entre la Argentina que recibimos y la que queremos construir entre todos. Y hay que ver que la posibilidad de endeudarnos está relacionada con hacer un plan económico más gradual. Y es una oportunidad que da tiempo para ir haciendo los deberes y tener una situación de superávit para que el futuro endeudamiento sea un 100% para infraestructura.

http://www.lagaceta.com.ar/nota/705370/politica/pais-esta-viviendo-clima-paz.html

sábado, 22 de octubre de 2016

Números duros

Sábado, 22 de octubre de 2016.

Por: David Cufré.




El costo anual de Fútbol para Todos equivale al 0,7 por ciento de los 261 mil millones de pesos de deuda que asumió el Gobierno solo en los últimos dos meses. El plan de atención odontológica Argentina Sonríe costaba mucho menos, apenas el 0,09 por ciento de esa cifra. Sin embargo, las autoridades nacionales resolvieron terminar con ambos programas. También decidieron aplicar recortes de gastos para ciencia y tecnología, derechos humanos, cobertura de medicamentos a jubilados, asistencia a la agricultura familiar, distribución de computadoras a estudiantes secundarios, planes de apoyo a las pymes, pago de pensiones no contributivas a discapacitados, subsidios al transporte, gas, electricidad y agua. Son apenas algunos ejemplos para dimensionar la magnitud del ajuste del gasto y de la distribución regresiva del ingreso que encaró Cambiemos. Fútbol para Todos le insume al Estado unos 120 millones de dólares al año, el 0,4 por ciento de los 32.000 millones de dólares de deuda externa emitidos durante el gobierno de Mauricio Macri. ¿No había posibilidad fiscal de destinar el 0,4 por ciento de ese gigantesco endeudamiento a la transmisión gratuita del deporte nacional, que miran cada semana millones de personas? Resulta evidente que no se trata de un problema fiscal, sino de cómo se asignan los recursos, de cuáles son las prioridades de gestión, de cómo se reparten los negocios. Es un factor ausente en el debate económico de estos días, pese a su centralidad para explicar una crisis que no encuentra piso. En televisión se transmiten informes especiales sobre el costo para la Argentina de dar educación universitaria a estudiantes extranjeros, mientras ejércitos de elefantes pasan detrás de las cámaras. En agosto unas 650 mil personas se beneficiaron de la eliminación de los controles a la compra de divisas, la finalización del “maldito cepo”. Una pequeña proporción de la población compró 23.000 millones de dólares entre enero y ese mes. Pero la obsesión del periodismo oficialista es el 0,1 por ciento de esa cifra invertida por el Estado en estudiantes extranjeros, unos 360 millones de pesos, de acuerdo a su versión, 23 millones de dólares al cambio de ayer.

Como la Argentina no emite dólares y las divisas que ingresan son insuficientes para abastecer la demanda, el Gobierno promueve el endeudamiento en moneda dura con la misma irresponsabilidad que lo hicieron antes los genocidas de la dictadura, el menemismo y la primera Alianza. Y no lo hace para sostener Fútbol para Todos, Argentina Sonríe y todos los demás derechos consignados más arriba, sino para que una cúpula pueda dolarizar sus excedentes y sentir que tiene “más libertad”. Es una inversión costosa, dada la carga de intereses que va acumulando esa deuda y la necesidad de practicar ajustes sobre la inmensa mayoría de la población para poder afrontarla. Es un proceso que el país ya atravesó en el pasado, que en 1982 terminó con la estatización de la deuda privada, en los ‘90 se pagó entregando las empresas públicas y en 2001 condujo a la peor crisis económica, social y política que recuerde la Argentina, con el 25 por ciento de los ciudadanos desocupados y el 50 por ciento debajo de la línea de pobreza. ¿Por qué esta vez será diferente? ¿Tal vez porque Macri les pide a los empresarios que se rompan el traste?

Las ventas de divisas para atesoramiento, viajes al exterior y transferencias fuera del país totalizaron entre enero y agosto 23.106 millones de dólares, según datos del Banco Central revelados por el periodista Alfredo Zaiat. La radiografía del mercado de cambios durante agosto detalla que compraron dólares billetes 647 mil clientes. El 48 por ciento adquirió hasta 10 mil dólares, un 19 por ciento entre 10 mil y 50 mil dólares, un 17 por ciento entre 50 mil y 500 mil, un 7 por ciento entre 500 mil y 2 millones, un 3 por ciento entre 2 millones y 5 millones y el 6 por ciento restante registró compras superiores a los 5 millones. El Gobierno debería explicar cuál fue la utilidad social de que unas 38 mil personas compraran más de 5 millones de dólares. Pudieron hacerlo gracias a que el Banco Central eliminó todo límite a la adquisición de divisas.

“Conocemos el destino final de este esquema, y tenemos muy presente en nuestro país cuáles son las consecuencias económicas y sociales de un default por sobrecarga de la deuda. Ocurrió hace poco, en 2001”, explicó el lunes pasado en este diario el economista Agustín D’Atellis al abordar la cuestión. También advirtió que la condición indispensable cuando se recurre al endeudamiento externo es generar un marco de desarrollo productivo que garantice el repago de esa deuda. “No es lo que ocurre”, sentenció. Lo que se ha configurado es el escenario de la puerta giratoria: “Los dólares que ingresan por endeudamiento externo -que recae sobre todos- financian la salida de capitales de un pequeño grupo, o el déficit fiscal generado por la caída de la recaudación, consecuencia de políticas de concentración de ingresos y debilitamiento del mercado interno”, ilustró D’Atellis.

Emmanuel Álvarez Agis, ex viceministro de Economía, describió el impacto distributivo de las principales medidas económicas del Gobierno. Las transferencias del Estado a sectores de altos ingresos por la devaluación de diciembre (44.500 millones de pesos para el sector financiero, 69.500 millones para los exportadores y 50.000 millones por la compra de moneda extranjera), las ganancias fabulosas por las operaciones con dólar futuro (53.700 millones) y la quita de retenciones al agro, la industria y la minería (53.750 millones) totalizaron 18.100 millones de dólares, el 4,3 por ciento del PIB. En cambio, las transferencias para los sectores de ingresos medios y bajos fueron equivalentes a 5300 millones de dólares, el 1,3 por ciento del PIB, por el pago extra de 400 pesos a jubilados y titulares de la Asignación Universal por Hijo, el reintegro del IVA a esos mismos sectores, el aumento de las asignaciones familiares a trabajadores registrados, la ley pyme, la extensión de la AUH a monotributistas sociales y el aumento del mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias. Es decir, casi 13 mil millones de dólares más para los primeros, sin contar el impacto del tarifazo a los servicios públicos ni el prometido bono de fin de año a jubilados y perceptores de la AUH. Si se suman esos ítems, es 1 punto más del PIB para los sectores concentrados contra 0,1 en provecho de jubilados y beneficiarios de la AUH, indicó el economista. En conclusión, la cuenta arroja 5,3 puntos del PIB para los ganadores del modelo económico contra 1,4 hacia los más vulnerables.

Esa lógica de reparto de los recursos explica en buena medida la dura recesión que atraviesa la economía. Cambiemos tomó en diez meses casi tanta deuda en términos nominales como la dictadura en siete años, pero eso no evitó que el consumo cayera de manera estrepitosa, la desocupación escalara a dos dígitos en los principales centros productivos, miles de empresas entraran en crisis, la obra pública quedara reducida a su mínima expresión, la inversión privada sufriera una violenta contracción y se multiplicara la fuga de divisas. Las señales que sigue enviando el Gobierno a la sociedad son de ajuste para las mayorías y beneficios extraordinarios para una elite. “Hay que salir del círculo vicioso del desempleo, la recesión y la bicicleta financiera para entrar al círculo virtuoso del empleo, la producción y el consumo”, resumió en su último informe Económico Laboral el especialista Adrián Caneto. Lo que refleja el proyecto de presupuesto para 2017 y las decisiones que sigue tomando el Gobierno demuestran lo contrario. Eso aumenta la incertidumbre sobre si habrá rebote o no de la economía en el año electoral, y a qué sectores alcanzará en caso de que se produzca.

http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-312406-2016-10-22.html

domingo, 9 de octubre de 2016

La brutal Carta abierta de un dramaturgo a un desmemoriado Luis Brandoni -

Domingo 09 de Octubre de 2016.

El sociólogo, dramaturgo y escritor Carlos Balmaceda le contestó a través de una Carta abierta a la presunta indignación del actor Luis Brandoni por una foto que se sacó Cristina Fernández de Kirchner con una boina blanca, símbolo del radicalismo.



La alienación, estimado Luis Brandoni, es ese mecanismo por el cual uno se experimenta ajeno a sí mismo. O sea, cuando uno se ve a sí mismo, en sus ideas, en sus hábitos, en sus vínculos, como algo absolutamente distinto a lo que en realidad es.

Usted se horroriza de Cristina con boina blanca y se hace cruces por la corrupción del gobierno kirchnerista, pero en ese espejo deforme que se ha puesto adelante, no ve su propio silencio, su complicidad, con el gobierno de la Alianza: en tan solo dos años, 39 muertos, represión, estado de sitio, hambre y una ley contra la clase trabajadora conseguida a través de coimas, para coronar la entrega del patrimonio nacional de la mano de Domingo Cavallo, el arquitecto de esa segunda década infame de nuestra historia.

Se ve, a usted y su partido, inmaculados, porque no solo ha borrado de su memoria, de su ser, estos antecedentes, sino que no acepta que marcha de la mano del que tal vez se convierta en el gobierno más vendepatria de nuestra historia.

Reclama para usted y los suyos la herencia de Yrigoyen y de Illía, incluso comete la osadía de afirmar que Alfonsin hubiera votado a Macri, y en este pase de magia, se obliga a que las piezas de su dominó político y existencial vayan cayendo una por una, hasta revelarnos su verdadera cara.




Apoya usted a un gobierno que ha entregado una riqueza nacional como la energía a una multinacional, y sin despeinarse, sigue reclamándose heredero de Hipólito Yrigoyen. Nada menos que de don Hipólito, que al fundar YPF, sostuvo lo siguiente “Se reserva, pues, para el estado, en razón de la incorporación de estas minas de petróleo a su dominio privado, el derecho de vigilar toda explotación de esta fuente de riqueza pública, a fin de evitar que el interés particular no la malgaste, que la ignorancia o precipitación la perjudique, o la negligencia o la incapacidad económica la deje improductiva, para lo cual se adoptan en el proyecto disposiciones que fijan y garantizan un mínimo de trabajo y las formas convenientes de realizarlo. Con el mismo concepto se ponen trabas a la posible acción perturbadora de los grandes monopolios”.

Dígame si encuentra un parecido entre esta afirmación de independencia nacional y cualquier acción de Aranguren, gerente de Shell. Pruébemelo, señor Brandoni, y le aseguro que lleno la ficha de afiliación a la UCR.

Sacrílego es para usted que Cristina Fernández de Kirchner junte sus manos en saludo alfonsinista, pero no lo es que Susana Malcorra reconozca tácitamente la soberanía inglesa al sellarnos el pasaporte como si fuéramos extranjeros en las Malvinas, o que al referirse a las islas, escriba “invadir” en un documento oficial, en vez de “recuperar” esa tierra irredenta.

Dónde cree usted que se ubica cuando blande su crucifijo contra el kirchnerismo, ¿del lado de Malcorra, sospechada de agente directa de la CIA o de Arturo Illía que con la resolución 2065 consiguió un avance definitivo hacia la recuperación de esas islas?

¿Está usted seguro de estar del lado correcto cuando apoya al gobierno de Macri, que ve con beneplácito la instalación de bases militares yanquis en el país, sometido como está al designio de los Estados Unidos, mientras que Illía se negó a enviar tropas a República Dominicana respetando el principio de no intervención?

Tan enorme y patético es su odio que no ha dudado en llamar a Axel Kicillof “minúsculo canalla” mientras Alfonso de Prat Gay licúa salarios con una inflación que duplica la del kirchnerismo, devalúa para favorecer a los sectores concentrados y no se ahorra expresión injuriosa para hablar de los trabajadores estatales despedidos, a los que llama “grasa de la militancia”.

Dice, con la cólera de los rencorosos, que el peronismo no es democrático que “si uno no piensa como ellos, es su enemigo”, sin que se le mueva un músculo de la cara ni una idea de su cerebro. Disparos contra militantes en un acto de Nuevo Encuentro, balaceras contra unidades básicas, requisas permanentes a los jóvenes de barriadas populares, detención fuera de todo orden legal de Milagro Sala, represión a pibes de una murga, todos episodios que en doce años no ocurrieron durante el gobierno de aquellos que “no son democráticos”, y que sí ocurrieron en diez meses del gobierno que usted apoya.

Es más, los nazis pueden pasearse por la casa de gobierno, dar clases en una escuela de Morón, evadir la condena del intendente de Mar del Plata, cuando atacan a distintos grupos de esa ciudad. ¡Los nazis! Aquellos mismos que cubrieron de sangre y oprobio con sus “pogroms” las calles de Buenos Aires en 1919, desgastando al gobierno del propio Yrigoyen, y a usted, todo esto, no le merece mención ni prevención.

Cristina lleva la boina blanca de los revolucionarios que dieron sus vidas en el ´90 para que el voto fuera universal y secreto, y lleva la boina blanca de los que dieron sus vidas en el ´30, asesinados y cortadas sus orejas como trofeos, porque, decían sus asesinos, eran “orejas de Peludo”, como el mote de don Hipólito.

Hay una continuidad histórica entre aquellos y ella. Hay una continuidad histórica que se hace carne en cada biografía. Lo sé porque fui radical, porque así como aplaudí el juicio a los comandantes de la represión, porque así como celebré cada acto de libertad del alfonsinismo inicial, repudié el punto final, la obediencia debida y la economía de guerra que cedió ante el FMI la soberanía de nuestras finanzas.

Desconcertado después en los noventa, huraño y desconfiado por ese triunfo de la antipolítica, la historia volvió a encarnarse en mí cuando el hilo de los movimientos populares fue recompuesto por un hombre, primero, y por una mujer, después.

Más tarde que yo, pero nunca definitivamente tarde, los radicales que estaban allí, en Atlanta, celebraban no ya a esa mujer, no ya la adhesión al peronismo, sino la propia reconstitución de su ser en el tren de la historia.

La alienación, le decía, Brandoni, ese concepto que nos legó el compañero Marx, nos hace ver rubios cuando somos negros, altos cuando somos petisos y dignos cuando no lo somos. Rubio y alto, su espejo merece verse así al menos en esos dos atributos, pero haga un esfuerzo de imaginación, le pido, para vérselas con el tercero.

Uno nunca termina de hacerse en su propia salsa, uno es con la historia, se hace con ella, se revisa, se critica, se cambia y se entrega a estadios que lo van dignificando y permitiéndole encontrarse con compañeros cada vez más dignos de lucha. En un retroceso extraordinario, usted se ha encontrado, como diría el tango, pasando del brazo con quien no debe pasar; su historia de lucha, de coraje, de reivindicación de los derechos de los actores ha quedado trunca (si hasta me cuentan que insidiosamente quiere ir con formas poco democráticas contra los avances logrados en estos doce años en la Asociación de Actores y en SAGAI), y, como en una contradicción zoológica, invierte la parábola del elefante: recuerda para adelante y camina para atrás.

La condena de los alienados como usted, son los otros, (siempre es el otro la condena y el consuelo, después de todo). Porque el otro, que vendría a ser yo, las multitudes, los que se encuentran entre boinas blancas y bombos, persisten tozudamente en su ser, coronan con acciones y con ideas los puntos de ese mapa que es la historia, y le reflejan a usted en una imagen en la que está obligado a verse.

No es con palabras que uno puede disponer de la realidad, es con acciones, con resultados, con idas y venidas dialécticas, con un hacerse permanente con los otros.

De manera que si usted farfulla, grita y afirma sus ideas, alejándose tan obstinadamente de la realidad, es porque en verdad necesita, mire qué ironía, un relato en el que usted sigue siendo ese tipo valioso de los setenta, que se la jugaba contra el orden neoliberal que hoy apoya con un irritante entusiasmo.

Necesita un relato en el que usted, actor al fin de cuentas, es un personaje, pero, pirueta final de la alienación, no es el personaje que usted cree ser, es más ni siquiera es la víctima de alguien “comido” por el personaje. Usted dispara sus últimos cartuchos existenciales creyendo que es el Gallego Soto, y no es más que Muzzicardi.

De la resistencia épica al grotesco criollo, de un revolucionario a un corrupto vinculado con la corrupción del Proceso. Digamos que en realidad, Muzzicardi le sienta bien, después de todo, usted, Luis Brandoni, apoya al hombre que se hizo multimillonario durante la dictadura y que proveía de vehículos a los grupos de tareas para sus secuestros.

http://www.enorsai.com.ar/politica/19789-la-brutal-carta-abierta-de-un-dramaturgo-a-un-desmemoriado-luis-brandoni.html


Comentario: Subrrallado original.


miércoles, 5 de octubre de 2016

Estamos cada vez peor, pero vamos bien

Miércoles, 05 de octubre de 2016.

Por: Tomás Lukin.

El Fondo estimó que la economía caerá 1,8 por ciento en 2016, un resultado peor al proyectado en julio. Y bajó a 2,7 su perspectiva de crecimiento para 2017. La inflación la proyecta en 39,4 por ciento este año y en 23,2 el próximo.

El FMI, conducido por Christine Lagarde, considera que Argentina inició una transición “importante y muy necesaria”.


El Fondo Monetario Internacional reiteró ayer su celebración del programa económico del gobierno de Mauricio Macri: “Argentina ha iniciado una transición importante y muy necesaria hacia un marco de política económica más consistente y sostenible”. Las nuevas alabanzas del organismo fueron vertidas en el Panorama Económico Mundial, el tradicional documento donde todos los años el FMI presenta sus estimaciones cuantitativas y cualitativas globales. Pero, a pesar del optimismo, el Fondo estima que la recesión será más profunda que la esperada en julio: “El impacto adverso de la transición económica fue mayor de lo previsto”, sostiene el informe al proyectar una contracción de 1,8 por ciento del PIB para 2016. El guarismo, para el cual no existen precisiones, es 0,3 puntos porcentuales peor al previsto anteriormente por el staff del organismo.

Desde que asumió Macri, los documentos del FMI destacan las transformaciones del Gobierno para “eliminar los desequilibrios y distorsiones macroeconómicos que han reprimido la inversión y erosionado la competitividad”. El viernes pasado al finalizar la primera revisión de la economía argentina en una década, la misión del FMI emitió un comunicado donde revalidó la creciente sintonía bilateral: “Hay que felicitar al gobierno por su claro compromiso para bajar la inflación a niveles de un dígito y reducir el déficit fiscal”. Sin embargo, esos resultados no llegarán en el mediano plazo: el organismo estimó ayer que la inflación trepará hasta el 39,4 por ciento en el año, aunque pronosticó una “importante” desaceleración para el próximo, para ubicarla en 23,2 por ciento. Así, las celebradas políticas permitirán alcanzar a fines de 2017 un guarismo similar al último año de la administración kirchnerista. Si bien los resultados están por encima de los que pretende instalar el equipo económico, el FMI reiteró “el importante progreso notado en el fortalecimiento de la precisión de los datos del IPC”. Esa evaluación se traducirá a mediados de noviembre en la terminación de las sanciones promovidas por la conducción del organismo.

El FMI presenta un escenario de anemia global con un pobre desempeño de los países desarrollados. Para Brasil, el organismo mantiene la estimación de un retroceso del producto de 3,3 por ciento y el documento considera que el desplazamiento de Dilma Rousseff y las políticas implementadas por el nuevo gobierno permitirán un shock de confianza que garantice una magra recuperación de 0,5 por ciento el año próximo.

En el caso argentino, los datos publicados ayer representan la segunda ampliación para la caída del PIB prevista por el Fondo. Cuando pasó en julio de -1,0 a -1,5 por ciento el organismo explicó que el empeoramiento respondía a la baja en el consumo privado y a una sorpresiva falta de respuesta de la inversión. El nuevo documento no ofrece precisiones sobre la profundización de 0,3 puntos para alcanzar la caída de 1,8 por ciento prevista para 2016. El año próximo el rebote permitirá que la economía crezca 2,7 por ciento, una décima menos que su estimación anterior. Si bien la celebran, la transformación no es suficiente para lograr esos resultados y el viernes reclamaron “un programa de reformas del lado de la oferta”, eufemismo para la implementación de las tradicionales políticas de flexibilización del mercado de trabajo, reducción de cargas tributarias y minimización de la intervención estatal.

A pesar del prestigio que gozan entre analistas e inversores, al momento de su difusión los informes del FMI se transforman en una herramienta política donde se expresan los intereses del organismo conducido por Estados Unidos y algunas potencias europeas antes que un análisis acabado de la coyuntura local, regional e internacional que atraviesan los distintos países. Las proyecciones para el PIB de la Argentina forman parte de esa lógica: a comienzos de siglo, las estimaciones prometían que las políticas de ajuste exigidas a cambio de los créditos serían acompañadas por una reactivación, mientras que a lo largo de la última década, donde el vínculo con el país se redujo tras la cancelación anticipada de la deuda, el staff del organismo subestimó sistemáticamente el crecimiento. El regreso del Fondo no representa un paso para solicitar un crédito y tampoco constituye un mecanismo para legitimar nuevas medidas de ajuste. Los responsables del Ministerio de Hacienda y Finanzas que hoy llegarán a Washington entienden que restablecer el vínculo con el FMI forma parte del proceso de reinserción plena del país, las provincias y las grandes empresas en el mercado financiero internacional.

http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-310980-2016-10-05.html