11 de diciembre de 2019.
Por: Gabriel Monzón, Doctor en economía. Secretario técnico de la Confederación Parlamentaria de las Américas. Titular del Grupo Latina Consultores. Profesor universitario
Doctor en economía. Secretario técnico de la Confederación Parlamentaria de las Américas. Titular del Grupo Latina Consultores.
Por: Gabriel Monzón, Doctor en economía. Secretario técnico de la Confederación Parlamentaria de las Américas. Titular del Grupo Latina Consultores. Profesor universitario
Doctor en economía. Secretario técnico de la Confederación Parlamentaria de las Américas. Titular del Grupo Latina Consultores.
El balance económico de la gestión de Mauricio Macri da pérdida. No importa por dónde lo veamos, todos los números son negativos y son producto, no de la falacia de la herencia recibida, sino de la implementación de políticas económicas que conllevó a una concentración de la riqueza, el aumento de la pobreza y el desmejoramiento general de casi todos los sectores.
Empecemos por la inflación. Lejos de cumplir con su idea de que era lo más fácil de derrotar, la inflación demostró que se necesita saber. En el año 2015, la inflación punta a punta fue 27,5% con un pico en el primer mes de gestión macrista que oficio de anuncio de lo que venía: en diciembre de 2015 fue del 3,8%, iniciando una escalada que no supieron parar. Desde ese momento hasta ahora el IPC ronda el 260%. Este año solamente cerramos con una inflación que supera el 56% y con una caída del salario real de más del 50%.
El PBI en caída libre, a contramano de las economías de la región, es tal vez el principal indicador de que las decisiones políticas internas son las que provocaron la catástrofe. El planteo de que “pasaron cosas” y la metáfora de la tormenta se pulverizan frente a los datos fríos: mientras que la Argentina cayó este año más del 1,3%, la región en promedio creció un 2,8%.
La pobreza fue en 2015 según la Universidad Católica Argentina (UCA) del 29,2%. Ahora, y según la misma fuente, supera el 40%. Más de dos millones de nuevos pobres.
La desocupación superó nuevamente, y luego de muchos años, los dos dígitos. Hoy es superior al 10,6%.
La tasa de interés fue uno de los principales errores de la gestión: superando el 80%, el festival de letras y bonos tiró por la borda todo tipo de posibilidad de inversión productiva. ¿Quién en su sano juicio se anima a invertir en un proyecto productivo cuando por inmovilizar el dinero se obtiene una tasa de retorno anual cercana al 100% nominal? No hay emprendimiento productivo que se arrime a esa renta. Y todo esto con la excusa de frenar el valor del dólar y la inflación. Nada de esto fue acertado. Sino veamos el tipo de cambio oficial, que pasó de $9,70 el 9 de diciembre de 2015 a $58,37 al 9 de diciembre de 2019. Una devaluación cercana al 600%.
Aumento de tarifas de servicios públicos que, en el caso de las eléctricas ronda cerca del 3.800%. Mucho más que las famosas dos pizzas de las que hablaba Alfonso Prat Gay. Con un agravante que muchos economistas no explican: el aumento de las tarifas conlleva una notoria disminución de la administración del salario real. Las tarifas son inelásticas, lo que provoca que no tengas posibilidad de destinar ese dinero mediante alguna opción a otro consumo. Eso es un síntoma de la concentración de la riqueza. Esas dos pizzas que millones dejamos de consumir van a las manos de unas pocas familias. Y este es un ejemplo de por qué empeoró el índice de Gini.
La quita de retenciones a sectores estratégicos disminuyó el ingreso de dinero al Estado. A esto le sumamos la caída de la economía y el cóctel fue explosivo, con un enfriamiento forzado de la economía que le sacó el dinero del bolsillo a los sectores populares y los transfirió a los sectores poderosos económicamente.
Las exportaciones son la única excepción, pero con la posibilidad que generó el macrismo de no ingresar el dinero producto del comercio internacional se provocó un efecto que aumentó la concentración y la fuga. Lo que pudo ser un logro terminó siendo negativo.
La caída real de las jubilaciones, la falta de oportunidades de empleo, la pobreza e indigencia crecientes, la caída de la actividad económica constante, la inflación galopante, el tipo de cambio incontrolable, la imposición de un súper cepo, jubilados que no pueden pagar medicamentos que eran provistos por el Estado, aumento de tarifas y combustibles ajenos a la realidad, fuga de capitales. Unos pocos ejemplos de cómo el balance económico de estos cuatro años fueron los peores de la historia reciente de la Argentina.
Doctor en economía. Secretario técnico de la Confederación Parlamentaria de las Américas. Titular del Grupo Latina Consultores. Profesor universitario.
https://www.elciudadanoweb.com/el-balance-economico-de-la-gestion-de-mauricio-macri-da-perdida/